Por: Sergio Velasco de la Cerda
Pretender hacer un balance del año 2024, es demasiado pretencioso de mi parte. Más aún cuando este mundo atraviesa por tantos laberintos que deja mucho que desear La humanidad toda se debiera sentirse culpable de tan mal como esta.
Marcada por conflictos bélicos, tanto Rusia y Ucrania, el poderío militar del invasor se confronta con un país menor que ha recibido la ayuda de la OTAN. Una guerra que lleva tres años, con miles de muertos por ambos bandos.
La eterna guerra que enfrentan la dividida Palestina e Israel, en respuesta a la operación realizada por los rebeldes de Hamas, asesinando y tomando rehenes. Los ejércitos israelitas han respondido con un genocidio igual o peor que los sufridos por los judíos en la Alemania nazi.
Consecuencia inmediata ha sido la invasión de territorios en la franja de Gaza, expulsando a miles de familias palestinas, son masacrados por las bombas que los EE.UU. les provee, en calidad de aliados incondicionales.
Ahora el conflicto se extiende al Líbano, con las tropas de Hezbola, Siria que recién depone al dictador Bashar al Assad, que perdió el apoyo de Rusia. Irán otra nación que ataca con misiles a Israel. Yemen contribuye en este conflicto de Oriente Medio, el que cada día se agrava más. Los muertos por miles siembran los áridos desiertos, impregnado de sangre inocente, de naciones milenarias.
Putin hace lo posible por superar a Stalin, amenaza con utilizar armamento nuclear, si las condiciones le fueran adversas, ahora pide ayuda a inexpertos soldados de Corea del Norte, que los trae como carne de cañón.
El triste e indecoroso papel del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es patético ¿Será el 2025 el inicio de la Tercera Guerra Mundial? Es de esperar que no.
Dónde están los otros. Los que se ven afectados con esta pelea de perros grandes, que sufren las consecuencias de sus afiebrados conflictos, sin solución alguna.
Están en los más de 50.000 palestinos fallecidos, donde el 50% son niños, niñas y adolescentes, que no tienen arte ni parte en este cruel masivo asesinato. Están en los mismos que mueren de hambre, que no tienen un mendrugo con que alimentarse. Están en los heridos o mutilados que no encuentran la cirugía apropiada, cuando no una bomba le cae en el centro hospitalario. Están en las y los ancianos, que ven destruido todo, lo que construyeron, su casa, sus enseres y su fuente laboral que tienen que abandonar, si no, una ráfaga asesina los mata.
El panorama se ve bastante sombrío, la noche de Navidad cristiana no trajo paz ni esperanza, para ellos, mientras tantos muchos países recibían el Año Nuevo, con fuegos artificiales como si nada sucediera en el mundo real.
No basta un rezo, en una mezquita, sinagoga, o iglesia, es necesario despertar, ahora y no mañana, la conciencia de los líderes, dado que mañana será demasiado inútil. Tan tardíamente que nadie se enterara.